A las 5 y media de la tarde del miércoles 2 de febrero, la comunidad de Martí, distante a solo 15 kilómetros de Guáimaro, se convirtió en el templo que recibió a la imagen de la Virgen Mambisa.
El elevado, símbolo de la ciudad, fue sitio de reunión para los cientos de fieles, sedientos de Dios, que se dispusieron a venerar a la Madre Peregrina, alabar su imagen, ofrecerle votos y darle gracias por su Hijo con cánticos.
La oportunidad de pagar las promesas hechas a la Madre de todos los cubanos, permitió que varias personas encendieran velas, ofrecieran ropas o flores y que otras solamente se presentaran ante ella para contemplar su belleza.
La Virgen de la Caridad, en su peregrinar por la parroquia de Guáimaro, ha encontrado a su paso una multitud increíble de personas, entre niños, jóvenes y ancianos, muchos de los cuales presenciaron su anterior recorrido en 1951 y aseguran que este, del 2011, fue sin dudas multitudinario, tanto o más que antaño.
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