1912 - RECEMOS – 2012
Dios Padre Bueno, que creaste a los camagüeyanos a imagen y semejanza tuya por amor y para amar, muéstrate como lo que eres, Papito misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y logra que tus hijos lleven a feliz término lo que quisiste cuando en tu providencia amorosa determinaste instituir la diócesis de Camagüey y así podamos vivir aquí felices, dichosos y bienaventurados mientras nos encaminamos hacia la plenitud de tu paz en tu casa del cielo. Perdona nuestros pecados, negligencias y omisiones que han retardado la felicidad de tu reino en esta tierra bendita.
Señor Jesucristo, gracias por enviar a tu querida diócesis de Camagüey obispos, sacerdotes, diáconos, hermanos, monjas, misioneros, catequistas y servidores caritativos. Gracias por enviarnos a Benedicto XVI, sucesor de Pedro, pastor universal y ahora peregrino ante la Virgen de la Caridad. Envíanos tu Espíritu para comprender el mensaje del Papa que Él nos anunciará en nombre tuyo. Cumple ahora tu promesa de estar junto a tu santa iglesia para continuar la evangelización y multiplicar los frutos maravillosos de estos cien años.
Señor Espíritu Santo, inspira a muchos jóvenes decir sí al seguimiento de Cristo en el sacerdocio y la vida religiosa. No dejes a nuestros hijos y nietos sin la gracia de tus siete sacramentos.
Santa María, Madre de la luz y la caridad, mira a esta diócesis de 100 años, protégela, ampárala y ruega para que la luz de Cristo llegue a todas las ciudades, pueblos y bateyes y la caridad entre hermanos sea nuestro distintivo y nos haga cada vez más legendarios. Regálanos esta bendición en la celebración jubilosa de estos cien años y en la gran fiesta de los 400 años de tu hallazgo y presencia entre nosotros.
San Antonio María Claret, Beatos José Olallo Valdés, José López Piteira, Ciriaco María Sancha, José María Celaya Badiola, Dionisio Ullivarri, José Calasanz, Eusebio del niño Jesús y Juan Pablo II, que bendijeron, con su presencia santa, la Iglesia y el pueblo camagüeyano, rueguen por nosotros para que, imitándolos, hagamos de esta tierra la más hermosa por la fe, la esperanza y la caridad hasta que nos encontremos con ustedes y nuestros difuntos en las fiestas de la eterna luz donde viven con El Padre, El Hijo, El Espíritu Santo y la Virgen de la Caridad. Amén.
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