Jorge Gonzáles Rodríguez and Juan Carlos Armengol Manzo

3 de marzo de 2011

Ayer en la Catedral

 
Misa por los difuntos en La Catedral de Camagüey

Por: Aramís Fonte

 

Camagüey: marzo 2 (12.00 p.m.) Son las 6:30 de la mañana del 2 de marzo. Un grupo de personas  espera emocionada en la puerta principal de la Catedral de Camagüey. Unos minutos más tarde se abren todas las puertas y comienzan a entrar los más madrugadores. Al poco rato, llenan ya más de la mitad de los bancos del templo.  Se aprecia una numerosa cantidad de velas encendidas en señal de respeto a los difuntos y de ofecimiento a la Virgen Peregrina que, desde su urna, ubicada en el extremo anterior central del presbiterio, se encuentra más próxima irradiando su callada presencia de forma tan fuerte que todos parecen concentrados en diálogo interior con ella. Dos hermanas de la Congregación del Cardenal Sancha escoltan la urna a ambos lados y diligentes, auxiliadas por colaboradoras, se encargan de ir recepcionando en las cestas habilitadas al efecto, los papeles que cada cual trae con los nombres de sus difuntos. 

A las siete de la mañana, asciende las escaleras del presbiterio el P. Manolito Puga, para iniciar la solemne misa de difuntos, auxiliado por el diácono Fulgencio y un seminarista. Ya para ese momento, el templo se encontraba prácticamente lleno a pesar que muchas de las caras de los presentes, eran las de los que la noche de la bienvenida habían permanecido en el templo hasta cerca de la medianoche. La homilía, cargada de emoción y devoción a la Virgen, realizó un recorrido desde el dolor natural que provoca la pérdida de nuestros allegados, y la prodigiosa ayuda que brinda la Virgen en el diálogo que podemos entablar con ella para que interceda ante el Padre por nosotros y nuestras almas, facilitando el camino al Padre de todos sus fieles. Al terminar la celebración, los presentes empezaron espontaneamente a acercarse y depositar más flores y velas a los pies de la Virgen.

 

 

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