( Ver: 2 Corintios 11, 24 )
Padre José Luis Rodríguez Tres
1. La casualidad no existe. (Ver: Romanos 8, 28 y 2 Cor. 4, 15)
2. Todo lo que vale, cuesta.
3. IMPOSIBLE ser cristiano sin seguir a CRISTO.
IMPOSIBLE seguirlo sin aceptar la CRUZ.
IMPOSIBLE llevarla sin negarnos a NOSOTROS MISMOS.
4. La penitencia (o sacrificio) aceptada y ofrecida, purifica y fertiliza la Oración.
5. Sin HUMILDAD y sin CRUZ, en el camino del Reino de Dios, por aprisa que se vaya sólo se avanza hacia atrás.
6. En la “Lógica” del Reino de Dios,
para reír es preciso llorar;
para subir es preciso bajar;
para ser el primero es preciso ser el último;
para llegar a ser adulto es preciso hacerse niño;
para vivir es preciso morir.
7. ¡Vale la pena vivir la aventura de la fe!
8. Virtudes claves (de las que quizás se habla poco) son la HUMILDAD y la COHERENCIA. Ellas son los cimientos de todas las demás. Todas las demás, sin ellas, serían, solamente, apariencia o ficción.
9. Muy difícilmente la COHERENCIA (o autenticidad) llega a ser en esta vida un logro acabado y perfecto; pero sólo podrá ser algo, siendo un perenne y esforzado proyecto.
10. Rezar es hablar con Dios, pero, sobre todo, hay que dejar que Él hable. Es mucho más necesario e importante lo que Él tiene que decirnos. Necesario es hablarle; vital escucharle.
11. Dios siempre es actual, pero siempre “chapado a la antigua”. No le gusta “robar cámara”, ni usa micrófonos y altavoces con los cuales imponernos Su voz. Él habla sutil y serenamente. Es preciso el silencio exterior y sobre todo, el interior (el de nuestro corazón “inquieto y nervioso por tantas cosas”)
12. No es lo mismo OÍR que ESCUCHAR. Se oye con el oído. Se escucha con el corazón.
13. No es lo mismo RUIDO que SONIDO. El sonido tiene alma, el ruido algo del infierno. Nuestra vida abunda en ruidos; unos son exteriores como hijos de los de adentro, y otros se incuban dentro, engendrados por aquellos.
14. Cristo no quiere que confundamos el arrepentimiento con el desaliento; el propósito de enmienda con el “certificado de garantía; y la humildad con el “complejo de inferioridad”.
15. No es infrecuente encontrar “negativos” por “fotos”. Manifestaciones de “modestia” hay, como ciertas declinaciones de elogios y algunas expresiones “misericordiosas” o “compasivas” con respecto a alguien, que muchas veces son “negativos” del amor propio o vanidad y de la falta de caridad o justicia como murmuración inducida o por contraste. No es difícil hallar esto… en los otros. Difícil, sin serlo, en nosotros.
16. Aunque lo sepamos mentalmente, ¡qué difícil resulta, en nuestra labor apostólica, no confundirnos pensando que la causa de los frutos ha sido nuestro sudor y no Su sangre!
17. En muchas de sus cartas o epístolas, San Pablo se refiere a la vida de la Fe, a la vida espiritual, como un combate o lucha. Muy mal y muy lamentable, el perder alguna batalla, pero, la peor, sería aquella en que, por una falsa paz, levantáramos la bandera blanca de la rendición… nos habríamos entregado. Terminaría así tal guerra, pero, nosotros con ella.
18. La CRUZ madura la FE, purifica la ESPERANZA y aviva la CARIDAD.
19. ¡Cuánta falta nos hacen los dones de SABIDURÍA (sabor, gusto de lo de Dios), FORTALEZA y CONSEJO (discernimiento) del Espíritu Santo!
20. El Espíritu Santo es el más íntimo amigo que podemos tener.
21. “Haz bien y no mires a quien”… pero, sonríele.
22. A veces nos sentimos INCOMPRENDIDOS cuando somos INCOMPRENSIBLES.
23. Sobre cada CRUZ aceptada y vivida con amor, llega a brotar una FLOR.
Cristo no vino a darnos un curso, ni siquiera una explicación sobre la CRUZ; murió en ella para resucitar y hacernos posible la NUEVA VIDA. Nos mostró así, en la vida, que la CRUZ no es necesariamente un castigo y que tiene valor y SENTIDO.
24. La CRUZ no se toma, se acepta. Ha de ser ella la que nos tome, y con clavos, firmemente, para luego entregarnos a SUS brazos.
25. En el peregrinar de nuestro necesario viaje hacia la Vida Eterna, el único equipaje indispensable es la CRUZ.
26. El gran psicólogo Alfred Adler decía que “el hombre sabe más de lo que comprende”. También es cierto que, muchas veces, además, hablamos más de lo que sabemos.
27. ¡La COMPRENSIÓN explicaría “tantas cosas”, facilitaría tanto las relaciones humanas, disolvería tantos rencores y disgustos, y haría innecesarios tantos perdones!...
28. Los fariseos no son del pasado, son de siempre. No son de la Historia, son de la Vida. También podemos serlo nosotros. También nosotros podemos actuar para ser vistos; decir sin hacer; buscar beneficios por nuestra condición; disfrazar la soberbia y el amor propio con la rectitud y la fidelidad. Por esa misma soberbia puede que, igualmente “camuflada”, se haga fácilmente aceptable la mayor incompatibilidad. Tampoco somos inmunes al riesgo de no descubrir a Dios cercano, buscándolo a nuestro modo, inclusive de condenarlo en nombre del propio Dios.
29. Nadie es tan bueno que no tenga algo de malo. Pero nadie es tan malo que no tenga algo de bueno.
El BUENO absoluto es Dios solamente, y el totalmente MALO, el diablo únicamente.
30. La santidad no se encuentra únicamente en el Cielo. Los santos que allá llegaron, se hicieron aquí en la tierra y los que allá llegarán, hoy viven entre nosotros. Mas como la santidad, en la tierra, no es una cosa acabada, es posible que las limitaciones humanas, siempre motivo de lucha, la nublen a simple vista. Y es también muy posible, que veamos y no miremos o que miremos sin ver, por “miopía espiritual”.
31. La vida espiritual es, también, como un “vuelo por instrumentos” (a ciegas). A través de la imponente oscuridad de la tormenta es preciso “ver” más allá de lo aparente con el RADAR de la FE. Y es preciso, en la ORACIÓN, estar atentos a la señal de los “radio-faros”.
32. Las quejas de ingratitudes por el bien o favor que se hizo, pueden parecerse, a veces, a querer cobrarlo “a plazos”.
33. También el egoísmo utiliza la Caridad y el servicio como elegantes disfraces. Es así como especulan ciertos “corredores de bolsa”, negociantes en “valores” que todo valor perdieron.
34. Cuando decimos que alguien “nos debe un favor”, cometemos un error. Debemos decir, en este caso, tan solo que “alguien nos debe”.
35. Al demonio le interesa la negación o ignorancia de Dios. Pero aún más le interesa, parecido al delincuente, pasar él de “incógnito” y hábilmente servirse de disfraces, anonimato… y “anestesia espiritual”.
36. Buen remedio para la murmuración sería “murmurar lo bueno”.
37. Tener “razones de peso” no autoriza a ser “pesado”.
38. Engañar a Dios es imposible. A los demás, es difícil. A sí mismo, muy fácil.
39. A falta de REALIDADES, hay quien “compensa” con APARIENCIAS. Por eso, con gran frecuencia, quien tiene “razones flacas”, usa “expresiones gruesas”.
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