Jorge Gonzáles Rodríguez and Juan Carlos Armengol Manzo

11 de febrero de 2011

LLega la Mambisa a Vertientes

Vertientes se iluminó para Cachita

Por: Amparo Pérez Valdés

Vertientes. Camagüey: febrero 10 (11.30 p.m.)

 

Con media hora de retraso, por regalarse a tantos hijos en el camino, llega la imagen de la Virgen de la Caridad a la cabecera del municipio de Vertientes en el suroeste de la diócesis de Camagüey. Se abre la compuerta de la camioneta donde viene la bendita imagen, y en medio de la oscuridad surge un fulgor emanado de su rostro y de la luz divina que lleva en sus manos: su Hijo Jesús; junto con ella se ilumina Vertientes, cientos de lámparas que dan la alerta.

La procesión de cuatro cuadras hasta  el templo, es presidida por la Cruz, la bandera cubana y unas niñas esparciendo pétalos de flores. La escoltan jóvenes de la comunidad vestidos a la usanza campesina, los muchachos con guayaberas y sombreros de yarey, y las muchachas con faldas largas y flores en la cabeza, símbolos de cubanía. Además, un grupo de monaguillos seguidos por el coro, el arzobispo de la diócesis y los sacerdotes marianistas, junto a otros diocesanos invitados, conforman el cortejo.

A ambos lados de la calle, la fervorosa oleada humana es portadora de farolitos, previamente confeccionados por las religiosas carmelitas y un grupo de mujeres de la comunidad. Las improvisadas lámparas protegen las velas que se encienden y contrastan con la oscuridad de la noche. Para quien se acerca desde lejos, la visión es muy hermosa.

Frente al templo de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, la imagen es extraída de su vehículo y llevada en andas por cuatro jóvenes que la colocan en un sitial, preparado con antelación de frente al pueblo, que la saluda con vítores, cantos, oraciones y muchos ojos humedecidos. El arzobispo habla sobre el regalo de una madre amorosa; hace énfasis en que una verdadera madre ama a sus hijos por igual, pero acompaña primero al enfermo, al débil, al pecador porque es quien la necesita más. Así es la Madre del Cobre también para con sus hijos de Vertientes.

Más de tres mil personas se aglomeran y es imposible abrir las puertecitas del enrejado que separa a la Virgen de sus seguidores. El padre Joaquín explica que no se abrirá para evitar una avalancha humana y agradece especialmente a los que han venido de lejos, de  comunidades cristianas de la zona rural del municipio. Durante más de una hora, se suceden cantos y oraciones. Posteriormente, ya disminuida la multitud, entra al sagrado recinto donde es expuesta en el altar, acompañada de la Cruz, símbolo glorioso de la fe cristiana. El templo lleno de fieles que la veneran es animado por los jóvenes. Mañana los que no pudieron acercarse a la Madre volverán para cumplir su intención.

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