Por: Amparo Pérez Valdés
Batalla de las Guásimas-Pajones, Vertientes. Camagüey: febrero 10 (6.30 p.m.)
Llegamos a Batalla de las Guásimas donde hay más gente de otros bateyes: Concordia, Aguilar, Los Sitios, Blanquizal. El lugar de encuentro es la parada de los "amarillos" (punto de recogida de transporte estatal). Todos quieren "hacer botella" a la Virgen de la Caridad. Pero Ella para y de nuevo suenan los cantos, se oye la palabra de Dios: es la Visitación de María a su prima Isabel. Hay mucha indisciplina entre los lugareños. Tanta gente reunida no alcanza a ver bien la imagen, que está dispuesta a poca altura. El arzobispo pide silencio para poder rezar.
Seguimos viaje y hay paradas imprevistas en el trayecto. Un grupo de trabajadores azucareros conversa con monseñor Juan García, arzobispo de Camagüey, que les entrega estampas de la Virgen. Así se repite en otras escalas: en la cooperativa "Cándido González", la comunidad Guano Alto y Los Toros (1 y 2).
Seguimos a Pajones. Una modesta casa espera a la Madre de Cuba. Aquí es donde celebramos siempre la misa y por eso María se encuentra a gusto. Todo el pueblo, que es pequeño, acoge, canta, escucha y, sobre todo, reza. "¡Qué honor que la Virgen venga a mi casa!", dice la dueña emocionada. No podemos quedarnos más, en Vertientes nos espera tanta gente "como las estrellas del cielo y la arena del mar".
Luego de cruzar por la Comunidad de La Fela , a escasos tres kilómetros de Vertientes, varias personas de los alrededores acuden presurosas a saludar a la Patrona portando velas en las manos. Continúan Ella y la caravana que la acompaña hasta que atraviesan el crucero de "La cuadra" y entran por la calle A. Comienza la procesión que la conduce al templo parroquial, donde una muchedumbre la espera impaciente. La Virgen ha sobrevivido a una intensísima jornada y aún no termina.
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