Jorge Gonzáles Rodríguez and Juan Carlos Armengol Manzo

5 de febrero de 2011

Vivir para contarlo.

Vivir para contarlo.
Entrevista a Nitalia Buenos Gómez 
 
Por: Mahée Vian Pérez Herrera y Alberto Angel Aquino Rojas. 
 
 
Nitalia Buenos Gómez, es una señora de 83 años que tuvo el privilegio de estar presente en las tres visitas de la Virgen Mambisa por la parroquia de Guáimaro. Con una claridad envidiable y sus ojos azules muy expresivos, Nitalia le contó a esta reportera sus experiencias católicas a lo largo de todos estos años y testificó que esta peregrinación tiene a su juicio un carácter mundial  "… es la más grande que yo haya visto en toda mi vida". Misionera fundadora y devota de corazón, fue integrante de la juventud católica cuando radicaba en la comunidad de Cascorro y asegura haber vivido momentos muy buenos y agradables dentro de la Iglesia. Emocionada por la entrevista, Nitalia comentó entre lágrimas que esta nueva peregrinación de la Madre de todos los cubanos entre los guaimareños, realizó para ella el milagro de recuperar una gran amistad, sentimiento muy importante para su longevidad y el cual complementa su amor a Dios.
"El Padre –dijo- me ha regalado la suerte de ver esta imagen tres veces; en el 51, no te puedo asegurar que estuve toda la noche, en el 88 sí, incluso ayudé a limpiar y organizar toda la ceremonia y en ésta, me dieron las 4 y media de la mañana en la vigilia. Yo me siento muy feliz y conmovida por la suerte que he tenido…". Muchos sacerdotes han pasado por sus ojos sinceros, pero recuerda con cariño a Monseñor Pérez Serantes, que la bautizó y dirigió la procesión de San José, de la cual ella fue la virgen en el año 1944.
 
Con mucho espíritu para seguir a la Imagen Peregrina por toda la parroquia, Nitalia confesó con picardía que pretende estar en la comunidad de Colombia y además quiere, si su salud se lo permite, recibirla en Camagüey. Vivir para contarlo, un testimonio de fe que recuerda Nitalia Buenos Gómez, bajo una mirada auténtica, del hermoso recorrido de la divina visitante por la Arquidiócesis de Camagüey, que dejaba a su paso, a decir de la entrevistada, el eco de gloriosas gestas y el olor a flores.


 
 

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